martes, 5 de abril de 2011

AYER Y HOY


Hace mucho leí una definición de muerte que me impactó: Un instante. La definición era de un niño y aunque nunca he muerto creo que no puede haber definición más exacta para describir esa transición. Ayer un señor que conducía una volqueta nos dijo: Muchachos ustedes volvieron a nacer. Efectivamente volvimos a nacer porque hoy vemos el mundo con ojos inexpertos, como si no perteneciéramos a él, como probablemente ven los recién nacidos las caras extrañas de quienes los saludan y les dan la bienvenida. Un recién nacido despierta la misma curiosidad que un muerto o que alguien que ha estado a punto de morir porque todos quieren saber cómo es la máxima sensación de soledad, todos quieren descifrar el misterio de la vida a través de los ojos de otro, inconscientemente todos quieren despojarse de las vestiduras de la existencia para darse cuenta de lo que es importante, para tolerar el hambre, la frustración, la miseria y la misma certeza de saber que van a morir. Hoy veo las cosas como si no las hubiera visto nunca, hoy siento que nada es mio, que no entiendo nada y que no deseo nada....las ambiciones se adquieren con la respiración acompasada y un sólo sacudón basta para que uno entienda que no siempre se puede respirar acompasadamente.

"Llévame entre las dulces sustancias que mueren cada día en tu memoria".

miércoles, 9 de marzo de 2011

A VECES HACEMOS EL RIDÍCULO SIN DARNOS CUENTA.


Los animales nos llevan ventaja en algo muy importante. Mi conejo por ejemplo nunca ha dado muestras de sentirse orgulloso por lo que otros conejos hacen mejor que él, tampoco he visto a un toro reverenciar a otro que ha sido indultado, un pincher nunca alardeará de la fiereza de un dobermann, en pocas palabras, los animales carecen de identidad social... no descarto que reconozcan a los de su especie pero no se ufanan de sus cualidades, únicamente las utilizan para la supervivencia.
En las discusiones de género es muy divertido escuchar que tanto hombres como mujeres se valen de toda clase de datos históricos para reivindicar sus triunfos, las mujeres tontas se sienten felices de decirle a un hombre cuán inteligente era Marie Curie y por su parte a los hombres cobardes se les aclara la voz hablando de las hazañas militares de Alejandro Magno....a qué se debe eso? acaso los éxitos son una cuestión de género? qué sentido tiene sentirse orgulloso de algo que uno no ha hecho? Qué utilidad tiene chicanearle a los individuos de la misma especie?. Para no descartar por completo las ideas de grandeza de la humanidad pretendo hacer algo mucho más coherente: Mañana me levantaré temprano a decirle a mi conejo: Los chinos inventaron la pólvora y ustedes nooooo! será que me responde? ese sería un debate digno de reemplazar los congresos feministas y machistas....por lo menos mi conejo y yo tenemos orejas diferentes (Ahí ya hay un punto de partida).